Fundada hace casi una década por ex-ejecutivos de Skullcandy, demostraron una inteligencia voraz en la explotación de un producto prácticamente olvidado. De esta forma, su persecución de la nueva big thing concluyó con el lanzamiento de una colección debut al año siguiente de su creación. Apostando por los mejores materiales y la última tecnología en diseño y confort, lo que les permitió llamar la atención de múltiples inversores que no dudaron en pujar por unos chicos de San Clemente que tenían todas las papeletas para petarlo. Y cuya expansión era más que inevitable.

A día de hoy, su ramillete de colaboraciones no tiene parangón. Desde Star Wars a leyendas de la NBA, pasando por Tupac o la recientemente desaparecida colette. Estos californianos tenían claro que a pesar de lo difícil de su artículo, la idea era inalterable. Es así como en 2015 fueron finalmente nombrados proveedores oficiales de la NBA, y solo un año después de la MLB. Con todas las súper estrellas de ambas ligas luciendo sus calcetines en cada partido de la temporada. Había llegado, por lo tanto, su consagración absoluta.

Ahora mismo, presentes en más de 40 países de todo el mundo, esa visión que un día tuvieron Kearl, Wilson, Hennings, Shupe y Kingman ha alcanzado su cota más alta hasta la fecha. Y se ha ganado el respeto de absolutamente toda la industria textil, incluyendo al consumidor directo. Quien ha terminado por convencerse de que si de verdad lo que quieres es marcar la diferencia, como hacen sus propios embajadores Punks & Poets (véase Dwayne Wade, Allen Iverson, Big Sean, Rihanna o Ronnie Fieg, entre otros), cualquier pie no puede ir con cualquier calcetín. Simplemente se necesitan los más especiales.